Boletín n°1: Noviembre 2010
La seguridad ciudadana —con sus correlatos de violencia y temor— ocupa hoy un lugar central entre las preocupaciones públicas de los países de nuestra región, donde solo compite con las inquietudes que despiertan el empleo o la pobreza. En cuanto tema de interés social, se ve además altamente potenciado por los medios, lo que contribuye a su permanencia en la discusión y en la agenda pública.
En un buen número de nuestros países, un rasgo característico en materia de seguridad ciudadana es la no correspondencia entre los niveles de inseguridad y temor de la población en relación con la violencia social, por una parte, y las tasas de delincuencia, por la otra. Es lo que muestran las mediciones de victimización, según las cuales la percepción de vivir bajo amenaza se ha incrementado en forma que supera el aumento real de los hechos delictivos, y ello con distinta fuerza en los diversos sectores de la población. Es el caso de las mujeres, entre las cuales la percepción de posibles riesgos en su vida cotidiana es mayor que en los hombres.
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